Si muchos intérpretes, autores, compositores levantaran la cabeza (sobre todo los géneros que dieron vida a la música como lo son el folklores de cada país) creo que no vivirian muy con la realidad actual en cuanto a su música requiere, Duke Ellington fue un gran compositor y pianista de Jazz norteamericano el cual forma parte de la historia musical, por aquella época maravillosa de la música por los años 30.
El caso Ellington:
El 2 de mayo de 2013 el Departamento Primero de la División de Apelación de la Corte Suprema de Nueva York, resolvió el recurso interpuesto por Paul M. Ellingnton (nieto y heredero del compositor de jazz afroamericano, “Duke Ellingnton”), contra la sentencia de 21 de octubre de 2011 de la Corte Suprema del Condado de Nueva York, enmarcada en el litigio que enfrentó a Paul M. Ellington y a EMI Music con motivo de la controversia generada por la interpretación de un contrato editorial suscrito en 1961 por Mills Music (posteriormente adquirida por EMI Music) y el célebre compositor, “Duke Ellington”.
Tanto en la sentencia de 2011, como en la sentencia de apelación, fueron desestimadas las alegaciones del heredero, Paul M. Ellington, en favor de EMI Music.
La cláusula del mencionado contrato objeto de la discrepancia entre dichas partes, se corresponde con la cantidad económica a percibir por cada una, en relación con los acuerdos de sub-edición celebrados por Mills Music con terceros editores locales para la comercialización de las obras musicales de “Duke Ellington” en países extranjeros (entiéndase, fuera de Estados Unidos).
En particular, según la información que se desprende de la sentencia de la División de Apelación, dicha cláusula establece que el editor se obliga a pagar al compositor “una suma igual al 50% de los ingresos netos realmente recibidos por el editor por (…) publicación extranjera”.
Si bien en la práctica EMI Music venía aplicando el 50% pactado, en concepto de gastos de administración, a las cantidades que le hacían llegar los sub-editores (las cuales se correspondían igualmente con un 50% de los ingresos netos generados por los sub-editores) y, en consecuencia, Paul M. Ellington únicamente recibía el 25% de los ingresos generados por la comercialización en el extranjero de las obras creadas por su abuelo, debe apuntarse como matiz que EMI Music también terminó adquiriendo el capital social de dichos sub-editores, quedando absorbidos por la major. Es decir, todas las comisiones quedaban dentro del mismo grupo empresarial, EMI Music.
La División de Apelación, tras valorar tanto el lenguaje del contrato de 1961, como las relaciones de filiación entre las empresas editoriales involucradas en el caso, desestimó las alegaciones de Paul M. Ellington, quien entendía que EMI Music no debía aplicar dicho 50% en concepto de gastos de administración, sobre los ingresos procedentes de la comercialización realizada por sub-editores pertenecientes al mismo grupo empresarial.
Es interesante este caso ya que bueno hay que entender varias cosas, una son los derechos de autor relacionados con los editores o sub-editores (editor que no pertenece al territorio natural donde está afiliado).